Flashes de muerte

CelegansEl gusano C. elegans (que podéis ver en movimiento en el gif animado de la izquierda) sigue haciendo aportaciones muy significativas sobre aspectos fundamentales del funcionamiento de los seres vivos. Ya desde hace años es un gran modelo para estudiar la longevidad, y un nuevo trabajo publicado ahora en la revista Nature usa este animalillo para corroborar la «teoría mitocondrial» del envejecimiento.

Aunque hay muchos factores que llevan a los seres vivos a envejecer, uno de los principales es la liberación de sustancias tóxicas durante la respiración celular, que tiene lugar en esos orgánulos llamados mitocondrias. La relación entre actividad mitocondrial y longevidad es bastante clara, aunque algunas excepciones hacen difícil llegar a una explicación totalmente satisfactoria. En esta nueva investigación, científicos de China, Taiwan y Estados Unidos han analizado las «explosiones» de actividad de las mitocondrias de estos animales. Estos flashes (en realidad se conocen como mitoflashes) se concentran sobre todo en dos momentos de la vida del gusano: al comienzo de su etapa adulta y cuando empiezan a envejecer. Los investigadores midieron la intensidad de los mitoflashes en mitocondrias individuales del músculo, buscando una posible relación con la longevidad de los animales. Al contrario de lo que inicialmente creían, el flash tardío no parecía tener relación alguna. En cambio, el primero de los flashes, que se produce cuando los gusanos comienzan a reproducirse, permitía predecir con bastante exactitud cuánto iban a vivir.

De hecho, los científicos estudiaron una gran variedad de gusanos con mutaciones que alteran su longevidad media, y también los sometieron a distintas condiciones ambientales que acortan o prolongan su vida. En todos los casos, la intensidad del primer mitoflash se correlacionaba con lo que después vivirían los animales: a más intensidad, vida más corta. Y más aún, al manipular unos gusanos (habitualmente muy longevos) aumentando la intensidad de los mitoflashes cuando eran aún jóvenes, la vida de esos animales se acortó significativamente.

Así que una de las teorías sobre el envejecimiento recibe un buen espaldarazo gracias a este estudio. Dado que estos mecanismos están muy bien conservados en todos los animales, desde gusanos a ratones y primates, es bastante probable que este descubrimiento tenga aplicaciones al estudio del envejecimiento en humanos. El tiempo lo dirá.

Un viejo fármaco para luchar contra el Parkinson

fármacos contra ParkinsonLa búsqueda de nuevos fármacos que puedan ser efectivos contra la enfermedad de Parkinson suele hacerse estudiando células o animales de experimentación que han desarrollado la enfermedad después de haber sido expuestos a determinadas sustancias tóxicas. Esto no siempre produce resultados satisfactorios, porque el Parkinson «real» no es exactamente igual a este Parkinson inducido. Por eso, investigadores británicos han probado una nueva estrategia: estudiar el efecto de posibles nuevos fármacos sobre células obtenidas de la piel de pacientes. Tal y como publican en la revista Brain, su búsqueda ha descubierto que unos fármacos utilizados para tratar problemas de vesícula podrían ser eficaces en algunos tipos de enfermedad de Parkinson.

Los investigadores se centraron en un problema que está en el meollo de la enfermedad: el mal funcionamiento de las mitocondrias, esas mini-centrales energéticas de la célula. En pacientes que llevan mutaciones en algunos genes concretos, buena parte de la culpa de la enfermedad la tiene el mal funcionamiento de este orgánulo. Por tanto, los científicos se centraron en buscar compuestos que mejorasen la función mitocondrial en células obtenidas de la piel de enfermos. En concreto, analizaron más de 2000 compuestos (fármacos ya aprobados para uso en humanos, o sustancias naturales) y encontraron unos 15 que restablecían la función mitocondrial de las células. Sorprendentemente, uno de los compuestos más eficaces resultó ser un viejo conocido, porque se emplea para tratar problemas relacionados con el colesterol, la vesícula biliar y el hígado.

Hay dos cosas importantes a tener en cuenta. En primer lugar, que no es necesario llevar a cabo largos estudios para estudiar la toxicidad de este compuesto en humanos, porque ya contamos con bastantes años de experiencia utilizándolo para problemas hepáticos. Pero además, los autores del estudio comprobaron que el mismo fármaco también corrige los defectos mitocrondriales en células de pacientes que llevan una mutación distinta a la estudiada inicialmente (mutación que también causa Parkinson). Esto es muy interesante, porque sugiere que el nuevo tratamiento podría ser eficaz en distintos tipos de enfermedad de Parkinson. O, al menos, podría ayudar a mejorar los resultados obtenidos con los tratamientos actuales, lo cual no sería poca cosa…